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El presente análisis es parte de una investigación más profunda que estoy realizando acerca del trasfondo semítico del evangelio según san Mateo. Declárome un apasionado de este evangelio, de lo que hay detrás y de todo lo que le rodea. Espero que también ustedes disfruten, como yo lo hice, de las siguientes curiosidades lingüísticas, desde luego, sin dejar de maravillarnos por el profundo mensaje teológico. ¡Paz y bendición!

Elohím y Mammoná (Mt 6,24)

En el texto griego del capítulo seis de Mateo, se puede observar una interesante oposición entre Dios y un cierto personaje misterioso, cuya identidad sólo se puede revelar si se presta atención al trasfondo arameo de la palabra μαμωνᾷ. La Biblia de Jerusalén lo traduce así:

«Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se dedicará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero (μαμωνᾷ)» (Mt 6,24)

Sin embargo, la palabra μαμωνᾷ (mamoná), dinero, que aparece en varios lugares en el Nuevo Testamento,está escrita como μαμμωνᾷ (mammoná) particularmente en algunas variantes textuales de Mateo (v. g. Textus Receptus). Esta variante se refiere a una expresión aramea, מָמּוֹנָא (mammoná’), con la que se denominaba a una deidad siria, el dios de la avaricia, de la codicia o del dinero, por lo tanto, era el dinero personificado y divinizado, convertido en un dios, adorado por los codiciosos. 

Naturalmente, el nombre del ídolo ממונא (mammoná’) deriva de la palabra aramea ממון (mamón), dinero o riqueza, que, de hecho, se usa en este sentido en otros sitios del Nuevo Testamento. Pero, en Mateo, el trasfondo arameo que se descubre por las variantes textuales revela que no es el dinero en sí mismo de lo que habla el autor.

La confusión se da al escribir en hebreo[1] el nombre del ídolo, puesto que se usan las mismas consonantes que en la palabra dinero, ממון (mamón) [2]. Sin embargo, ni riqueza ni dinero se dicen ממון(mamón) en hebreo, sino עֹשֶׁר (osher), riqueza, כֶּסֶף (kesef), plata, dinero, y זָהָב (zahav), oro (Alonso Schökel, 1994). 

No obstante, el hebreo incorporó muchas palabras del arameo, por eso, en los escritos rabínicos se puede encontrar el término ממון (mamón), para referirse a la “riqueza” y al “dinero” (Desclée de Brouwer, 2009).

Ahora bien, al comparar los códices DuTillet y Khabouris, se puede observar cómo éstos mantienen el nombre de la deidad siria que aparece en la variante griega (TR). Ni el DuTillet tradujo al hebreo osherkesefzahav; ni el Khabouris escribió mamón; ambos conservaron mammoná’.

«Ustedes no pueden servirle –a Elohim (האלהים)- y –a Mammoná (הממון)-» (Mt 6,24b, DuTillet)

«No pueden ustedes servir –a Alaha (לאלהא, ܠܐܠܗܐ)- y –a Mammoná (ולממונא, ܘܠܡܡܘܢܐ)-» (Mt 6,24b, Khabouris)

Más aún, en el libro del Eclesiástico (Ben Sirá) hay un discurso en el que parece que el autor juega con las palabras para hablar de la riqueza (mamón) y del ídolo (mammoná’):

«Quien ama el oro no quedará exento de culpa; quien anda tras el lucro en él se extraviará. Muchos se arruinaron a causa del oro, y se encontraron cara a cara con la ruina. Es una trampa para los que le ofrecen sacrificios; todos los insensatos quedan atrapados en ella. Dichoso el rico de conducta intachable, que no corre tras el oro.» (Sir 31,5-8)

Se sabe, gracias a san Jerónimo y a varias citas rabínicas (Desclée de Brouwer, 2009), que el libro del Eclesiástico fue escrito originalmente en hebreo. De hecho, en 1896 se encontraron fragmentos del texto hebreo datados de la Edad Media en una antigua sinagoga de El Cairo. Pero lo más interesante es que aparecieron también fragmentos datados del siglo I a.C. en una cueva de Qumrán (1964) y en Masada (1982), y, de acuerdo con estos testigos, el término que la Septuaginta traduce como “oro” (χρυσίον) corresponde a la palabra aramea ממון (Desclée de Brouwer, 2009).

Entonces, la tesis aquí propuesta es que Sir 31,5-8 es un juego de palabras que involucra tanto al ídolo como al dinero, que en hebreo se escriben igual: ממון. Esto se puede deducir por el contexto, pues el poeta habla de sacrificios que se le ofrecen, cual divinidad:

«Es una trampa para los que le ofrecen sacrificios; todos los insensatos quedan atrapados en ella» (Sir 31,7

Y, al final, no sólo no condena al rico por ser rico, si no que le llama dichoso por no adorar al ídolo:

«Dichoso el rico de conducta intachable, que no corre tras el oro» (Sir 31,8)

Otro ejemplo interesante de cómo mammoná’ (Mt 6,24) se refiere a un ídolo, se puede encontrar en la vulgata latina de san Jerónimo, quien tampoco tradujo al latín “dinero” (denarius) ni “riqueza” (divitiae), sino que conservó[3] la palabra aramea como si se tratase de un nombre propio:

«non potestis Deo servire et mammonae» (Mt 6,24b, Vulgata Latina)

De hecho, comentando este pasaje, san Jerónimo lo relaciona con la idolatría de las riquezas, lo que alude, por tanto, a la idolatría de mamonae. Pero, si el intérprete de Mateo es ajeno a la tradición siria, probablemente desconocerá tal deidad[4].

“Mammona sermone Syriaco divitiae nuncupantur”, en lengua siriaca las riquezas son llamadas Mammona. “Non potestis Deo servire et mammonae” No puedes servir a Dios y a mammonae. “Audiat ergo hoc avarus, qui censetur vocabulo Christiano, non posse se simul divitiis Christoque servire.”, que el avaro (codicioso) escuche esto: el que se hace llamar cristiano no puede servir a Cristo y la riqueza al mismo tiempo. “Et tamen non dixit: qui habet divitias; sed: Qui servit divitiis.”, y, sin embargo, no dijo: el que tiene riquezas, sino: el que sirve a las riquezas. “Qui enim divitiarum servus est divitias custodit ut servus;”, porque el que es esclavo de la riqueza guarda sus riquezas como un esclavo; “qui autem servitutis excussit iugum, distribuit eas ut dominus.”, pero el que se ha quitado el yugo de la esclavitud las reparte como un amo.[5]

Por lo tanto, no es el dinero per se lo que Mateo opone a Dios, sino mammoná’, el ídolo, el dios de la codicia, del dinero, por lo tanto, el pecado de avaricia. Aún hoy, aunque pareciera que el dios mammoná’ ha sido superado y erradicado, lo cierto es que, por la codicia, las personas siguen haciendo del dinero un dios, su dios.

Ilustración 9. Pintura «La adoración de Mamoná». (Evelyn de Morgan, 1909)

[1] La álef final es característica del arameo, pero en hebreo, ממונא (mammoná’) se escribe ממון.

[2] Si se le agregan las vocales, es fácil distinguir מָמּוןָ de מָמוֹן, pero éstas se inventaron varios siglos después.

[3] Y se siguió conservando en las revisiones posteriores como la Vulgata Clementina (1592) y la Nova Vulgata (1979).

[4] Esto es, además, otro elemento a favor de Antioquía de Siria como posible lugar de composición del evangelio de Mateo.

[5] Texto en latín tomado de Commentariorum In Evangelium Matthaei Libri Quattor, PL vol. 26, coll. 15-218D, Migne, ed. Traducción propia al español cotejada con la versión en inglés de Thomas P. Scheck (2008).