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El fin de todo está cercano. Por tanto, tengan la sensatez y sobriedad necesarias para dedicarse a la oración. Ante todo, ámense intensamente, pues el amor cubre una gran cantidad de pecados. Sean hospitalarios unos con otros sin quejarse. (1 Pedro 4,7-9)

Esperando que hayamos vivido un Triduo Pascual llenos de fe y amor por el sacrificio realizado por Cristo, retomo las publicaciones en este blog, que puedan ser palabras de esperanza que te hagan reflexionar, o dar aliento a lo que estemos viviendo.

Por estos días he recibido algunos mensajes de amigos y conocidos que están asustados, preguntado si acaso este es ya el fin del mundo, o si ya se están cumpliendo las profecías del apocalipsis, de igual manera en redes sociales circula demasiado contenido de conspiraciones e incluso de que “los planes de Dios” ya se están viendo como devastadores, al final de esto las preguntas, mensajes, llamadas terminan en un “es que tengo miedo”, es natural y es propio de la humanidad que ante sucesos que salen del control que podamos tener nos da por pensar que probablemente esto sea lo último que conozcamos, o seamos la última generación de humanos en la tierra. El Padre Cantalamessa en la homilía que pronunciaba el Viernes Santo decía: “la pandemia del Coronavirus nos ha despertado bruscamente del peligro mayor que siempre han corrido los individuos y la humanidad: el del delirio de omnipotencia”.[1]

Hemos despertado y nos damos cuenta de que quien de verdad todo lo puede es Dios, y a él debemos de acercarnos, por medio de la oración, y sobre todo depositar en él nuestra confianza. Sé que fue difícil vivir los días santos sin poder asistir a los templos a las celebraciones o manifestaciones de nuestra piedad popular, sin embargo, era necesario considero a manera personal sucediera para de nuevo amar, y valorar el amor de Dios, valorar nuestro servicio, la labor del Sacerdote y muchas otras cosas que ya por costumbre algunos pasábamos de largo.

Es incierto el día concreto que podamos de nuevo salir a tener una vida “normal”, pero en este tiempo que nos queda en casa es necesario tengamos la fuerza suficiente para tener una vida mejor aun en medio de la incertidumbre, cerca de los nuestros, en la cita bíblica con la que inicio esta reflexión aparece la exhortación de san Pedro a ser hospitalarios, y cómo poder serlo si estamos en aislamiento, mi respuesta sería con la misma familia que vives, en ocasiones estamos tan acostumbrados al ritmo de vida tan acelerado y funcional, que no vivimos esa hospitalidad con quien esta a mi lado, los hijos a la escuela, los padres y madres al trabajo y la convivencia en muchas familias se reducía a pocos y cortos tiempos, ahora es tiempo de a la par que me acerco mas a Dios, me acerque también con quienes comparto el día a día, y con ello y todo lo que podamos hacer para acrecentar nuestra fe y alejar de nuestra mente todo comentario y publicación fatalista, se va a ir erradicando de nuestros pensamientos el miedo y vendrá la paz y satisfacción de saber que de verdad aprovechamos este tiempo al máximo.


[1] https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-04/homilia-completa-raniero-cantalamessa-pasion-del-senor.html