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Deseamos felicitar y agradecer de todo corazón a las personas que hicieron posible nuestro triunfo: profesores, familia, amigos y a todos los graduados por el esfuerzo y dedicación que representó este reto. Estamos seguros de que todos compartimos la misma alegría de haber logrado una meta personal.

Agradecemos a Dios nuestro Señor por el llamado que nos hizo a cada uno y porque nos acompañó de manera especial en estos siete años de estudio, aumentando nuestra fe y dándonos fortaleza para superar los obstáculos que se interpusieron en el camino.

Agradecemos a la Santísima Virgen María que, como Madre, nos alentó siempre a continuar en el conocimiento y el amor a su Hijo.

Estamos verdaderamente agradecidos con la Diócesis de Ciudad Juárez presidida por nuestro Señor Obispo Don José Guadalupe, por seguir apoyando este proyecto para la formación de sus laicos. Y de la misma manera, agradecemos inmensamente al Seminario Conciliar de Ciudad Juárez y a su comunidad religiosa, por cobijarnos en sus instalaciones cada sábado, brindándonos su generosidad y cariño.

También queremos agradecer a cada uno de los sacerdotes, seminaristas y laicos que forman parte del Instituto Diocesano de Teología, ya que contribuyeron a nuestra formación, no sólo por la cátedra impartida, sino muy especialmente por su ejemplo de vida y su entrega en esta labor.

Agradecemos a nuestros padres, que sembraron la semilla de la fe en nuestros corazones, a nuestros esposos, esposas e hijos que nos han animado de muy diversas formas a lo largo de la vida.

Finalmente, damos las gracias a nuestros compañeros de grupo por ser ejemplo de servicio, compromiso, perseverancia y amor, y que a lo largo de los años se han convertido en nuestra familia, haciendo posible una convivencia fraterna, enriqueciéndonos con los dones y talentos que cada uno ha recibido.

¡Muchas gracias y felicidades a los recién graduados!