Giovanni di Pietro di Bernardone, es el verdadero nombre de Francisco de Asís. “Francisco” es un sobrenombre impuesto por su papá Pedro Bernardone y proviene de un vocablo del latín que significa: “El Francés”. En el sentido de aquél momento quiere decir “joven elegante y exuberante”.[1]
Este preámbulo lo uno para describir a un hombre que transformó su vida en un canto. Cantar era símbolo de alegría para él, lo practicaba desde joven y su primer biógrafo, Tomás de Celano, marca tres momentos clave en los que el poverello de Asís expresó su alegría entonando rimas y canciones.
El primer momento es en su juventud “…cautivaba la admiración de todos y se esforzaba en ser el primero en pompas de vanagloria, en los juegos, en los caprichos, en palabras jocosas y vanas, en las canciones y en los vestidos suaves y cómodos…”[2] Era un joven extrovertido, cantaba por las calles y vestía estrafalariamente[3] Aquí Francisco canta para sí mismo, para ser admirado.
La segunda ocasión que canta es muy distinta a la primera, su padre siempre quiso verlo como un gran comerciante de telas y cuando Francisco inició su camino de conversión, su furioso progenitor lo citó frente al Obispo Guido en medio de la plaza para ser despojado de todo.
En respuesta Giovanni le entregó incluso la ropa que traía puesta hasta quedar completamente desnudo.[4]Francisco se marchó al bosque cantando lleno de gozo. Su canto ahora no es para sí, es para Dios. Ahora canta alegre y libre, se ha despojado hasta del último harapo de vanidad que antes lo ocultaba ante Dios.
El tercer momento donde aparece cantando es en el soplo de su muerte, Francisco llama a dos de sus hermanos y les pide que “espiritualmente gozosos cantaran a una voz el cántico de las Criaturas”[5]. El culmen de la alegría, cantar para Dios antes de encontrarlo cara a cara. Es la transformación de un hombre que cantaba sin sentido, sólo por hacer ruido y algarabía. Esta última entonación la pide en comunidad, la pide dirigida al Creador que está llamando a su criatura.
En la vida podemos expresar alegría, pero no significa que ésta tenga sentido o que usemos ese gozo para construir lazos fraternales. Podemos cantar alegres pero no libres, gozosos pero ocultando pobrezas interiores.
Francisco de Asís es ejemplo de quien busca la verdadera alegría, aquella que irrumpe toda nuestra vida convirtiéndola en el más hermoso canto para Dios.
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Y como breviario cultural, según la Academia Mexicana de la Lengua, “Paco” es la abreviatura de “Pater Comunitatis” (el padre de la comunidad) ya que así era nombrado el pobre de Asís.
[1] Cfr. BIHL, Michael, De nomine sancti Francisci, Archivum Franciscanum Historicum 19, Madrid, 1929, págs. 469-529.
[2] GUERRA, José Antonio, San Francisco de Asís: escritos, biografías, documentos de la época, Biblioteca de Autores Cristianos, 2da Ed., Madrid, 2006, pág. 165.
[3] Cfr. Ibíd.
[4] Cfr. Ibíd.
[5] Cfr. Ibíd. Pág. 230