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Hermanos míos, ¿de qué sirve a alguien decir que tiene fe si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Supongamos que un hermano o una hermana están desnudos y carecen del alimento diario, y uno de ustedes les dice: ¡Vayan en paz, caliéntense y aliméntense bien!, pero no les dan lo necesario para su cuerpo, ¿de que sirve? Así pasa también con la fe: si no va acompañada de obras, está del todo muerta. (Santiago 2,14-17)

Uno de los ejes centrales que se aborda en la carta de Santiago es la fe y las obras, algo que en las reflexiones de la Iglesia muchas veces ha sido también tema central, sin embargo, en este texto se ve con claridad que Santiago no esta de acuerdo con que alguien sea llamado discípulo sin tener compromiso social. La fe entonces, no es solamente una credencial para llamarnos Cristianos, o servidores de Cristo y su Iglesia.

Actualmente me he topado con muchas opiniones en redes sociales o blogs de reflexión católica, en los que se aborda en demasía el tema de volver a tener fe, que muchas veces ya nuestro ser cristianos ha decaído, y no se nos nota, que regresemos a los actos de piedad, a las reflexiones teológicas profundas, sin embargo personalmente agregaría, que tendríamos que a la par de ello comprometernos con el hermano, no por ser una obligación o requisito que viene con la fe que es don de Dios, sino por que la fe dispone la vida para el servicio de los demás.

Ante la crisis que en otras ocasiones ya he mencionado (por el Covid, de valores fundamentales, económica, social, etc.) que vivimos en el 2020 y que se viene arrastrando de muchos años, es optimo y necesario que de nuevo los cristianos prediquemos con nuestra forma de obrar la fe que profesamos y que algunos tan fervorosamente anunciamos, que nuestras palabras no sean huecas, que no seamos indiferentes al dolor que viven los hermanos, que podamos tener la voluntad y fuerza para salir en ayuda del otro, y muchas veces no hay que ir tan lejos a asociaciones civiles, o periferias (que también requieren de lo que podamos ofrecer y apoyar), al interior de nuestras familias en ocasiones no se ve reflejado este binomio, tenemos padres, hermanos, tíos, primos, que sufren y requieren de nuestro apoyo y en ocasiones nos cuesta mucho realizar obras en favor de ellos, por pena, rencores o divisiones que puedan existir.

Busquemos la manera de que nuestra fe sea reflejada en obras, como mencioné no por obligación sino por la firme convicción de amar a Cristo y al prójimo por este don dado por Dios.

¿Cómo definirías tu la fe? deja tu respuesta en los comentarios.